¿Cuáles son las zonas de mayor rentabilidad de la vivienda?

La vivienda se ha convertido, como lo fuera hace unos años, en el principal objetivo de los inversores como valor seguro y de notable rentabilidad. La aún timorata mejoría en el empleo y una fuerte demanda del alquiler son algunas de las razones por las cuales el escenario actual presenta un sector del ladrillo como opción predilecta, especialmente en dos zonas concretas del país: las ciudades de Madrid y Barcelona..

A diferencia de lo que suele ocurrir, hay que tomar como indicador del buen momento del sector inmobiliario la rentabilidad que esta ofrece a su propietario si se decide a alquilarla y no el precio de la vivienda, unos beneficios que se calculan en torno al 6% anual de media si la casa se sitúa en una capital de provincia. Cabe apuntar que, además, la revalorización de la vivienda (un incremento que ahora sí se produce) hace que el porcentaje de beneficios reales sea superior.

La periferia de Madrid, la mejor opción para invertir

En el caso de la capital, los distritos con mayor margen de beneficios son los del sur (barrios como los de Villaverde o Vallecas, por citar algunos) al ser los precios menores y propiciar esto una gran demanda. En el lado contrario de la balanza se encuentran opciones como Moncloa, Barrio de Salamanca o Madrid Centro, zonas en las que la rentabilidad se sitúa por debajo de la media nacional. Esto nos sugiere que invertir en la periferia madrileña será más beneficioso para el inversor que hacerlo en zonas con más solera y más cercanas al centro de la ciudad.

Es importante destacar que entre las zonas más rentables y las de menor rentabilidad  también existen diferencias en el tipo de arrendatario: en los territorios del sur el poder adquisitivo es menor y la tasa de paro más elevada, datos que influyen en la seguridad acerca del pago puntual del alquiler.

Una buena manera de invertir en la compra de vivienda es fijar diferentes objetivos a fin de diversificar la exposición a posibles peligros, siempre en función de la capacidad de inversión y de las expectativas en cuanto a beneficios generadas.